viernes, 4 de diciembre de 2015

" Ocho apellidos catalanes: secuela apresurada"

Director: Emilio Martínez Lázaro 
Reparto: Dani Robira, Karra Elejalde, Carmen Machi, Clara Lago, Berto Romero, Belen Cuesta, Rosa María Sardá.

  Como era de esperar la inevitable secuela del mega éxito " Ocho apellidos vascos" ha arrasado en taquilla en sus primeras semanas en los cines. Los críticos no obstante han sido muy duros y también la han atacado con fuerza muchos espectadores a través de las redes sociales. La recaudación sin embargo ha sido espectacular: más de 11 millones de euros ( 56 recaudó en total la primera parte ) y casi dos millones de espectadores en poco más de una semana.
  La discordancia entre el éxito de taquilla y la crítica de los expertos es casi tan antigua como el propio cine. Basta ver la lista de las películas más taquilleras de cada año y se puede comprobar cómo las cintas más apreciadas por el público suelen ser muchas veces vapuleadas por la crítica más sesuda y es que los gustos del público que abarrota las salas suele muchas veces ser opuesto al de los críticos con paladar más exquisito. Algo así está pasando con " Ocho apellidos catalanes.
 Por eso iba al cine a ver la película con mucha prevención y temiendo lo peor, ya que a mí la primera parte no me entusiasmó. Y tengo que decir que me he llevado una grata sorpresa.

  La nueva cinta de Martínez Lázaro no es una excelente película, de hechos tiene demasiados fallos de guión, dirección y de interpretaciones, pero tiene otra virtudes que la hacen una película muy disfrutable y gozosa de ver, que no es poco. En primer lugar está su magnífico reparto, aunque la pareja Rovira- Lago pierde mucho fuelle respecto a la primera película y algunos fichajes ( Sardá y Romero ) están demasiado poco aprovechados, pero ambos dejan destellos espléndidos en varios momentos, siendo sin duda el nuevamente entrañable, cascarrabias y a la vez vulnerable Karra Elejalde como Koldo y Carmen Machi como la pizpireta y liante Merche cuyo personaje acertadamente gana peso en la película junto al nuevo fichaje de la encantadora Belen Cuesta con un personaje que crece durante la acción, los que dan brillo y calidad a la secuela. Si eso se le añade su gran ambientación y una fotografía más cuidada y luminosa y momentos de guión muy logrados como la visita inicial de un vasco de pura cepa como Koldo a Sevilla, la presentación con equívocos del personaje de Roser( Sardá ) la escena con la peculiar pareja de Mossos  y la noche de enredo con encuentros y desencuentros vodevilescos en la massia. Como sucedía en la primera la galería de secundarios es espléndida: los dos amigos "facha" de Rovira con más presencia que en la primera entrega y con algunas de las frases más afortunadas de la película, el peculiar alcalde catalán o la pareja de Mossos.

  Sin embargo también hay que decir que la dirección de Martínez Lázaro es demasiado rutinaria y descuidada por momentos, su argumento es muy tópico y hay menos carcajadas que en su antecesora y se nota que la película se ha realizado apresuradamente y a contrareloj. Uno de los retos de esta secuela era lograr la continuación del efecto sorpresa y aire de novedad que tenia su predecesora y ese efecto en parte se ha perdido en la secuela, de hecho sus guionistas han reconocido haberse  inspirado en la muy superior " La boda de mi mejor amigo" ( que partía de una premisa que tampoco era una idea nueva ya que la clásica  " Historias de Philadelphia " de 1940 contaba la historia de Cary Grant- aquí Rovira- que se presentaba por sorpresa en la boda de su ex Katherine Hepburn-Clara Lago para  reventar su boda  con un tipo relamido- aquí Berto Romero- )
  Posiblemente si la película se hubiera escrito con más tiempo y el rodaje hubiese sido distinto, la película hubiese sido incluso mejor que la primera parte. Además la historia romántica Rovira- Lago no acaba de convencer y tocar la fibra del espectador como debiera, en gran parte por el personaje y la interpretación de Lago, que está más desdibujado y oscurecido que en la primera película.
 Todos esos defectos lastran un conjunto, que gracias a su reparto levanta el vuelo en varios momentos y logra que salga el espectador con muy buen sabor de boca de la sala, lo cual no es nada fácil de lograr y se agradece en los tiempos que corren.
Lo mejor: El gran trabajo de Elejalde y Machi.
Lo peor: Su recta final más floja que el resto del conjunto.



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