domingo, 26 de enero de 2014

Joyas del cine español I :" El verdugo" una lección de humor negro


Director: Luis García Berlanga.

Reparto: José Isbert, Nino Manfredi, Emma Penella, José Luis López Vázquez


 Amadeo (José Isbert), el verdugo de la Audiencia de Madrid, conoce a José Luis (Nino Manfredi), un empleado de pompas fúnebres. José Luis no encuentra novia, pues todas las chicas huyen de él cuando se enteran de que trabaja en una funeraria. La hija de Amadeo, Carmen (Emma Penella), tampoco encuentra novio, ya que todos sus pretendientes escapan al enterarse de que su padre es verdugo, ambos se enamoran y ella se queda embarazada. El patronato va a conceder a Amadeo un piso por su condición de funcionario, pero Amadeo sabe que eventualmente lo perderá, porque en el momento de la entrega ya estará jubilado. Carmen y su padre engatusan a José Luis para aceptar el cargo de verdugo y conservar la vivienda, asegurándole que no tendrá que matar a nadie.. pero en plena luna de miel le llamarán de la prisión para un "trabajo".

 El origen de esta memorable obra maestra es al parecer un caso real. Un verdugo es llamado para una ejecución, pero nadie le había prevenido de que iba a ejecutar a una mujer, y allí empezaron los problemas de aquella dantesca noche. De entrada el verdugo se negó a ejecutar a Pilar la condenada.

"Una de las primeras condiciones que se debían poner al entrar en este destino es la de no tener que ejecutar nunca a una mujer. Ejecutar a una mujer es peor que ejecutar a treinta hombres. Tener que hacerlo con una mujer es lo más duro, y más con una muchacha joven de carnes tan blancas como aquélla", le confesó años después el verdugo al escritor Daniel Sueiro. Con una botella de coñac lograron convencer y darle valor al verdugo, pero en el cuerpo de guardia de la prisión no cesaron las dificultades. Todos los presentes estaban pendientes del teléfono por si llegaba el indulto en el último instante, lo que todos deseaban para poder ahorrarse el macabro espectáculo que les esperaba. Y Pilar la joven condenada a garrote vil por su parte, gritando como una posesa: "¡Soy muy joven! ¡No quiero que me maten!".El desaparecido fiscal José Vicente Chamorro, muy joven en aquellos días, tuvo que presenciar por obligación la ejecución de una mujer y contó que lo vivido había sido suficiente para hacerle luchar toda su vida contra la pena de muerte. Y uno de los letrados, también testigo presencial, se la contó a su paisano y amigo Luis García Berlanga, y éste se la contó a Rafael Azcona, guionista habitual de los films del director y así nació una de las más grandes películas del cine español.  


 Berlanga dirigió el film justo después de " Placido" la que es para muchos su mejor obra y estaba por tanto en un gran momento profesional. Es curioso que un guión tan corrosivo, mordaz, crítico con la pena de muerte y que bromeaba ácidamente contra el régimen y la moral de la época fuese aprobado por los censores de la época. Cuando Luis García Berlanga estrenó "El verdugo" en el Festival de Cine de Venecia en septiembre de 1963, un suceso de última hora convirtió la película en un alegato de máxima actualidad contra la pena de muerte, ya unas semanas antes, el 17 de agosto, los anarquistas Enrique Granado y Joaquín Delgado fueron ejecutados mediante garrote vil, acusados sin pruebas de un atentado terrorista en Madrid. Berlanga retrata con un tono amargo y una triste fotografía en blanco y negro  con un aire semi documental la España amordazada, gris y en vias de desarrollo de la época, las dificultades de una pareja joven para acceder a la vivienda ( curioso paralelismo con la actualidad ) la dureza del régimen , el auge del turismo de playa, siendo la película un espléndido y preciso retrato de la sociedad de la época. La película género una furibunda reacción de las autoridades del régimen tras su estreno fuera de España por su imagen tercermundista de España, críticas a las que se sumó el propio Franco que se quejaba de la imagen sórdida que daba del país. La trágica trama de "El verdugo" : la historia de un pobre hombre que tras dejar accidentalmente embarazada a su novia se hace verdugo para poder adquirir un piso pensando en que nunca ejercerá su profesión es en realidad una excusa para abordar críticamente temas como la vivienda, los problemas de los jóvenes de la época...Uno de los grandes aciertos del film es la elección de José Isbert como Amadeo, el veterano y genial actor que ya había trabajado con Berlanga en "Bienvenido Mr. Marshall" dota a su personaje de una humanidad, matices y profundidad a un papel que hubiera sido hasta detestable en manos de otro actor y suyas son las grandes frases del film frente a un gris y flojo Manfredi ( concesión hecha para el mercado italiano ) por ejemplo en este  terrible diálogo entre ambos:


"AMADEO: Me hacen reÌr los que dicen que el garrote es inhumano. Qué es mejor la guillotina? Usted cree que se puede enterrar a un hombre hecho pedazos?

JOSÉ LUIS: No, yo no entiendo de eso.

AMADEO: ...Y qué me dice de los americanos. La silla eléctrica son miles de voltios. Los deja negros, abrasados. A ver donde está la humanidad de la silla!

JOSÉ  LUIS: Yo creo que la gente debe morir en su cama. No?

AMADEO: Naturalmente, pero si existe la pena de muerte, alguien tiene que aplicarla. "

El verdugo se presenta de este modo como un frío y fiel servidor del Estado que cumple con una pesada obligación que alguien "tiene que hacer" El humor negro impregna toda la película, por ejemplo cuando Jose Luis va con Amadeo a comprar un camisa y como no recuerda la talla, su suegro le mira serio el cuello y dice rápido la medida. Aunque el film está llena de momentos brillantes, es su recta final lo mejor del film: la casi terrífica escena en que la Guardia civil busca en una barca con un megáfono a José Luis  en las cuevas de Mallorca y sobre toda la secuencia memorable en que  José Luis es llevado a rastras al algarrote vil, como si fuese el condenado en lugar del verdugo, incapaz de cumplir su terrible cometido, sin que José Luis no tenga ninguna escapatoria. El verdugo es arrastrado hasta el garrote para que desempeñe su labor mientras llora y patalea como un niño como si él fuera el condenado y no su ejecutor. De regreso a Mallorca, en el barco, José Luis desencajado es tajante:" No lo haré más, ¿entiende?, no lo haré más. A lo que su suegro responde en voz baja: eso mismo dije yo la primera vez." Y con esa lapidaria y trágica frase concluye la película.

Lo peor: la interpretación de Manfredi.

Lo Mejor : Un enorme Isbert y un guión lleno de mala uva y crítica social. 

 

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