miércoles, 29 de septiembre de 2021

Los mejores directores de la historia del cine ( 4 ) Sidney Pollack : “ Los tres días del cóndor “ ( 1975 )



Disponible en Filmin.
Dirección: Sydney Pollack.
Reparto: Robert Redford, Max Von Sidow, Faye Dunaway, Cliff Robertson.

Desde fines de los 60 y sobre todo en los 70 y 80, Sydney Pollack fue uno de los más exitosos directores del cine americano logrando aunar éxitos comerciales con una gran calidad como cineasta en títulos como “ Tootsie”, Yakuza “, “ Danzad danzas malditos” o “ Ausencia de malicia” amén de sus 6 exitosas colaboraciones con Robert Redford entre 1972 y 1990. A pesar de todo ello, no ha sido visto por los críticos como un gran autor, pero su capacidad para adaptarse a todo tipo de géneros, su olfato para captar los gustos del público durante más de tres décadas y  su habilidad en la dirección de grandes estrellas ( Redford, Newman, Cruise, Dustin Hoffman, Barbra Streisand, Jane Fonda..) lo colocan con un magnífico director.  Tras tras la guerra de Vietnam, los asesinatos de los hermanos Kennedy y Luther King, la derrota en Vietnam y sobre todo el escándalo Watergate, la sociedad norteamericana se volvió en los 70 sumamente desengañada y escéptica con las instituciones y con el poder y generándose un ambiente de paranoia, que se reflejó en el cine norteamericano de aquellos años como magistralmente reflejó Coppola en “ La conversación “ ( 1974 ). La pareja Pollack- Redford que coincidió en aquella década de grandes cambios en el cine americano en memorables películas como “ Las aventuras de Jeremiah Johnson “  o “ Tal como éramos “ logró su hasta entonces más brillante asociación con este absorbente, claustrofóbico y hitchcoriano thriller, antes de lograr en 1985 su mayor éxito con la oscarizada “ Memorias de África “ 



  Un analista de la CÍA ( Redford ) que se dedica a la burocrática y aparentemente inofensiva y sencilla labor de leer libros y artículos para la Agencia, descubre que sus seis compañeros de oficina han sido asesinados, habiéndose salvado de milagro de la matanza al salir a tomar café en ese momento, pero los asesinos siguen su lista… Con claras influencias de Hitchcock, en aspectos como el el diseño del protagonista: un hombre enfrentado ( como James Stewart en “ El hombre que sabía demasiado “ o Cary Grant en “ Con la muerte en los talones “ ) a una gran amenaza sobre su vida cuyo origen y motivos desconoce, descubriendo a la vez que el espectador esas causas y viviendo por ello protagonista y espectadores el suspense de lo que va sucediendo a la vez o la existencia de algo en apariencia sin importancia ( el macguffin del que hablaba Hitchcock ) que desencadena la acción, su tercio inicial es perfecto y de una tensión memorable.



 Pollack logro transmitir al espectador la situación de desasosiego, agobio e incertidumbre por la que atraviesa el personaje de Redford gracias a un toque casi documental en muchos momentos de la película y aún estilo seco, directo y con abundantes silencios, que por momentos recuerda al mejor cine negro de los años 40 y 50. El protagonista de “Dos hombres y un destino “ consigue dar gran verisimilitud a su atribulado personaje, que aunque en un primer momento va por detrás de los acontecimientos, poco a poco va tomando el control de la situación, descubriendo progresivamente la trama de altos vuelos que le ha convertido a él en una diana.



Documento muy representativo de la época en la que se realizó, la película puede ser vista como un magnífico intenso thriller no exento de acción, un film de denuncia muy habitual en el Hollywood de los 70 ( como “Todos los hombres del presidente “ también con Redford ) o un retrato certero de la amoralidad, el cinismo y la ausencia de escrúpulos y principios de los servicios secretos, que ejemplifican los personajes de Cliff Robertson ( cuya conversación final con Redford es demoledora) y el frío ejecutar profesional y muy práctico que interpreta como siempre de modo brillante un robótico Max Von Sidow, que cuenta al final a un impresionado Redford su casi aburrido trabajo.



Lo mejor: El suspense y la tensión que logra crear Pollack con su precisa y muy medida dirección y un guion perfecto.
Lo peor: Que lo que cuenta la película posiblemente suceda en la realidad.




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